Feliz año 2018.
He elegido Sigüenza, esta magnífica ciudad, testigo de la mejor historia de España y su extraordinaria catedral para desearos lo mejor para el próximo año. Y hacerlo además con un enorme recordatorio. Esta ciudad ha sido testigo, ha sido protagonista de lo mejor de nuestra historia como país, como nación, la más antigua de Europa. Y desde aquí quiero decir muy claro y con mucha serenidad que ni la historia ni la generación de hoy vamos a admitir que nos manipulen nuestro pasado. Que nadie tergiverse con ambiciones de futuro lo que somos y lo que hemos querido ser. Desde aquí reclamo con mucha tranquilidad. Que podemos tener distintas opciones, ideológicas, políticas, partidarias, pero que hay una cosa que no podemos dudar de ninguna manera. Y en Sigüenza lo tienen claro, como en toda Castilla-La Mancha, como creo que en la inmensa mayoría de toda España. Podemos dudar lo que hacer en un momento dado, pero no lo que somos. Lo que somos está aquí. Testigo vivo es la Catedral, testigo vivo es todo el patrimonio de Castilla-La Mancha.
Y por eso desde aquí digo, en estos tiempos convulsos en los que nos quieren someter a tensiones que nos afectan a todos, que no vamos a hacer de ninguna manera política de brazos cruzados cuando intentan jugar con nuestros derechos. Que España es lo que es, que además la queremos como lo que es, con sus problemas, con sus dificultades, pero también con su pasado y con su enorme futuro. Y esa es una segunda lección que también en Sigüenza, como en tantas ciudades patrimonio que hay en este país, museo al aire libre, y en esta región, da testimonio el día a día.
Aquí ha ido quedando con el tiempo aquello que se ha afrontado con altura de miras: sus murallas, su enorme Parador, sus palacios, su magnífica Catedral. Aquello que la gente,la generación de cada momento, ha abordado con la mejor intención. No con intenciones particulares, sino con loas más generales. Eso, en realidad el sentido común, que con la historia termina siendo nuestra raíz, nuestra cultura…ese sentido común es el que reclamo hoy para toda España, en los albores de una celebración muy especial. El año que viene celebramos 40 años de la Constitución Española. No es una celebración cualquiera ni en un contexto cualquiera.
Y quiero como presidente movilizar e invitar a toda la sociedad de Castilla-La Mancha a que defienda, con serenidad, con unidad constitucional, el mejor instrumento que hemos tenido para ser modernos, para ser avanzados y para ganar en igualdad entre todos los territorios de España.
Cuarenta años de paz, de democracia, donde hemos sido capaces de acabar con el terrorismo de aquí, donde hemos sido capaces de sobreponernos a crisis de todo tipo y donde seremos capaces de afrontar ni más ni menos que un futuro esperanzador.
Cuarenta años que han sido los mejores. España tiene una historia tremenda. Mi propio despacho como presidente de esta región está en el antiguo dormitorio de Carlos V y habrá gente que estudie en los libros de historia y en muchos otros documentales lo mejor que nos ha pasado.
Yo quiero reclamar estos cuarenta años como español, como ciudadano, como político y, si me lo permiten, también como presidente de toda Castilla-La Mancha. Estos cuarenta años han sido los mejores del país, primero porque hemos avanzado como nunca, segundo porque lo hemos hecho en paz, tercero porque hemos ganado en cohesión, en igualdad, ahora puesta en riesgo por el egoísmo de algunos y también por una crisis feroz como la que seguimos viviendo.
Pero son cuarenta años en los que todos hemos sido protagonistas. No ha sido obra de un solo personaje. No ha sido obra de un solo partido político. Ha sido consecuencia de un esfuerzo colectivo que nos ha colocado entre las principales potencias del planeta.
El 2017 ha sido un año difícil, complejo. A lo largo de un año pasan cosas buenas y malas. Se nos van seres queridos a los que quiero recordar, pero también nace gente y también nacen iniciativas y nace el futuro todos los días. En este año difícil y convulso en el que nos han sometido a tensiones como españoles, quiero decir desde aquí un solo mensaje y muy claro: no dudéis. Se lo digo a mis ciudadanos, a mis paisanos de Castilla-La Mancha. Podemos tener diferencias de opinión, escoger un camino u otro, pero un pueblo que no sabe lo que es, que discute o duda de lo que es, no avanza nunca. Nosotros, afortunadamente, somos lo que somos: el corazón de España. No dudamos en serlo y tenemos muy claro que el futuro que queremos es el que esté a la altura de nuestro inmenso pasado.
Del año que acaba, del 2017, seguramente podemos decir muchas cosas, unas buenas y otras malas. Ha sido un año difícil, convulso en lo político, en lo social, en el mundo. Han pasado muchas cosas, pero yo me quiero quedar con lo positivo. En realidad es lo que nos ayuda a afrontar el futuro. Hay dos cosas que quiero compartir como presidente con todos mis paisanos. Una, la crisis económica que nos viene sacudiendo desde hace ya años la seguimos teniendo delante, pero por primera vez este año les puedo decir con mucha tranquilidad que le estamos ganando el pulso. España,y desde luego Castilla-La Mancha a la cabeza, en la creación de empleo, en generación de empresas, en confianza empresarial, en pactos, en acuerdos entre sindicatos y empresarios, en tantas y tantas cosas, Castilla-La Mancha y España están ganando el pulso a la crisis.
Queda tiempo. Nos queda mucho esfuerzo todavía que desarrollar, pero tenemos ya la sensación de que vamos a poder con esta enorme tormenta que se nos vino encima hace unos años y que ha roto tantas costuras, sociales, económicas y también territoriales. Esta sensación de que vamos a poder con la crisis la tenemos además quienes gestionamos los intereses públicos porque por primera vez en mucho tiempo lo estamos haciendo con el esfuerzo de todos, llegando a muchos acuerdos y sin ninguna burbuja. No pensando en que va a venir nadie a sacarnos de este hoyo. Lo estamos haciendo con mucho esfuerzo, con muchas iniciativas y, desde luego, con mucha solidaridad entre nosotros.
En España tenemos que incorporar todos un concepto clave, que es el de la cohesión. En estos últimos cuarenta años, desde la Transición española, España no sólo ha ganado en riqueza, no sólo ha crecido, no sólo se ha modernizado, sino que también hemos podido avanzar en igualdad. No se trata de salir de la crisis unos bien y otros muchos mal. Desde luego yo creo que la recuperación económica tiene dos caras. Es como una moneda de dos caras. Crecer en lo económico para repartir en lo social. Y por eso este año me permito poner en valor un segundo objetivo que hoy tenemos más claro que hace dos. Y es que vamos a poder retomar, vamos a poder reconstruir nuestra sanidad, nuestra educación, nuestras prestaciones sociales. Y lo estamos haciendo nosotros, con un esfuerzo de solidaridad, de pacto, de diálogo, pero sobre todo teniendo muy claras las prioridades. No merece la pena en un país como el nuestro apostar a que unos vaya bien o a que contemos las estadísticas por lo bien que le van a unos pocos. Es más importante desde el punto de vista moral, desde el punto de vista social, llegar todos lo más juntos posibles a la meta.
Es justo decir que la meta a la que me refiero es una meta colectiva. Y por eso no me podría permitir como presidente, en esta España de hoy, dar las gracias a tantas y tantas personas, a tantos colectivos que me ayudan. Soy consciente de que un presidente decide lo que decide, pero lo que importa realmente es buscar complicidades, buscar aliados, hacer las cosas escuchando a la gente. La mayor parte de las soluciones la tiene la gente que tiene los mismos problemas y que sabe perfectamente cómo tiene que abordar el futuro. Y por eso en esta tierra en la que hemos llegado a más acuerdos que ninguna, quiero hoy acordarme de los empresarios, de los emprendedores, de la gente que se levanta por la mañana con ganas de crear y de crear, a los sindicatos, a los representantes del mundo agrario, a muchos colectivos del Tercer Sector Social que cuidan de tantas residencias, de tantos colectivos desfavorecidos, a los que luchan contra la dependencia, a los que realmente buscan lo mejor para los que tienen algún tipo de discapacidad, a las organizaciones culturales, sociales, a la Iglesia, a tantas y tantas confesiones que realmente tienen claro que lo importante son los objetivos del conjunto, el interés general. En una sociedad siempre hay gente que quiere que todo nos vaya mal, de esos hoy probablemente no me quiera acordar ni conviene que nos acordemos, pero sí conviene que recordemos a la mucha gente, a los muchos colectivos que han sumado su esfuerzo con el del Gobierno, al de las instituciones de Castilla-La Mancha.
Eso es algo que vendría muy bien hacer en el conjunto de España, pero que hoy lo tenemos en esta tierra. Tenemos estabilidad, tenemos previsibilidad, sabemos lo que queremos, sabemos también lo que podemos abarcar y sabemos fundamentalmente que lo queremos hacer juntos. Por eso, muchas gracias, de todo corazón. Esta tierra dio ejemplo en España en sanidad, en educación, en prestaciones sociales, en materia de transparencia política, lo dio en la lucha contra la violencia machista, lo dio tantas veces simple y llanamente porque en esta tierra no nos perdíamos en debates estériles. No nos discutíamos nosotros ni por nuestras enseñas ni por nuestras banderas. Son las de España. Discutíamos por el futuro. Queríamos ser una autonomía y lo somos no por ser más, pero desde luego para no admitir menos. Y desde esa confianza de que somos muchos los que queremos el bien común, gracias de todo corazón.
Me gustaría poder dirigirme a todos vosotros, a todos ustedes, sin tener que hablar de Cataluña, pero ha sido el eje del debate todo y lamentablemente lo seguirá siendo. Por eso quiero decir con mucha tranquilidad, con sosiego, después de que ya todo el mundo tenga claro, también incluso desde el independentismo, dónde está el precipicio, tengo que decir con mucha tranquilidad que tenemos que estar serenos. Que la Constitución, que las instituciones del Estado tienen una serenidad y una fortaleza extraordinarias. Que la Constitución Española, a lo mejor no es de hierro, porque hoy los materiales más duros son aquellos más flexibles, aquellos que se adaptan a tantas y tantas cosas. Que alguien puede intentar golpearla pero que siempre termina en su sitio. Está hecha de un material resistente a cualquier tipo de opinión y cualquier tipo de ataque. Ha visto muchas cosas a lo largo de cuarenta años y lo celebraremos en el 2018 como ante decía.
Por eso, desde Castilla-La Mancha, una región que es consecuencia del 78, que es consecuencia del Estado autonómico, quiero decir con mucha tranquilidad, pero también con mucha firmeza que aquí, como presidente de esta tierra y como representante del Rey en Castilla-La Mancha, no voy a estar de brazos cruzados. No voy a ver como algo ajeno lo que pasa en Cataluña. Están en juego nuestros derechos, nuestra sanidad, nuestra educación, nuestra financiación. Que nadie se engañe. A todos nos va en el debate nacional y lo que pase en España lo decidimos entre los españoles. Es la única norma evidente y clara, respetando el Estado de Derecho y la democracia. Y que yo no voy a tener la tentación como presidente de esta tierra de jugar a dividirnos, ni tampoco enfrentar a Castilla-La Mancha a ninguna otra región. Mal andaríamos si el ejemplo de los próximos años son peleas de gallos entre unas regiones y otras.
Mi papel lo tengo muy claro. Es desde Castilla-La Mancha y, en representación -estoy seguro- de la inmensa mayoría de mi tierra, apoyar a las instituciones del Estado. Desde la Jefatura del Estado al Gobierno y a las instituciones, a los jueces, a la Policía y a la guardia Civil con franqueza y serenidad, simple y llanamente para que defiendan nuestros derechos como por cierto lo han hecho extraordinariamente a lo largo de los últimos meses.
No pretendo que se abra ninguna batalla entre autonomías. Esta tierra se constituyó como autonomía no para querer más, pero sí para evitar ser menos. Para poder competir sanamente en una democracia en la que todos tenemos que alargar el Estado de Derecho, la sanidad, la educación y tantas y tantas prestaciones sociales.
Y por eso, reclamando cohesión, solidaridad, el año que viene, el de 2018, tiene que ser claramente el año contra el egoísmo. No nos vamos a caer de un guindo. Sabemos lo que está en juego. Sabemos que la España que queremos es la que tenemos. Con sus cosas buenas y sus cosas mejorables. Pero es la que queremos, porque además es consecuencia de una obra colectiva, de la obra de la Constitución del 78. Y por eso les invito serenamente a estar detrás de las instituciones. A creer en la política en mayúsculas. A creer en nuestras leyes y, sobre todo, a creernos iguales unos a otros, porque es, al fin y al cabo, la gran conquista de la democracia española.
Me despido de todos vosotros y deseando lo mejor para el próximo año. Y además que lo podamos compartir. Espero que el próximo año sea como éste un año en el que llegan empresas, en el que mejoramos en empleo, en el que vemos día a día cómo podemos mejorar nuestra sanidad, nuestra educación, nuestras prestaciones de igualdad, haciéndolo con esfuerzo, sin necesidad de apelar a que nadie nos ayude. Sabiendo que nadie nos va a hacer lo que depende de nosotros.
Pero esa confianza precisamente en nosotros mismos y en que podemos recuperar lo mejor que hemos dado a lo largo de las últimas décadas. Ese futuro de verdad, de esperanza, se basa sobre todo en no dudar. En no dudar de lo que somos y, sobre todo no dudar de lo que queremos. Yo no lo dudo y confío en que la ciudadanía de Castilla-La Mancha, mayoritariamente,tenga muy claro que no nos va a ir bien si no le va bien al conjunto de España.
Que una tierra modesta, humilde, austera, esta tierra de El Quijote, que además puede combinar como nadie como esa magnífica obra el idealismo con el sentido común, va a apostar por que en España impere el sentido común. El sentido, el sentido de circulación, el norte. Pero, sobre todo, el sentido común. Aquél que no está reñido con las mejores ideas, pero que nos tiene que mantener con los pies en el suelo.
Aquí, en el suelo de la historia de Castilla, en Sigüenza, les deseo de todo corazón a ustedes y a sus familias lo mejor. Lo mejor para 2018.
Emiliano García-Page Sánchez